miércoles, 18 de septiembre de 2013

Grandes Maestros

VINCENT VAN GOGH
Publicado: Buscabiografias




(30/03/1853 - 29/07/1890)
Pintor holandés


Nació el 30 de marzo de 1853 en Groot-Zunder, hijo de un pastor protestante holandés.

Con 27 años ya había trabajado en una galería de arte, había dado clases de francés, había sido estudiante de teología y evangelizador entre los mineros de Wasmes, en Bélgica. Sus experiencias como predicador se pueden observar en sus primeras composiciones sobre campesinos, de las cuales la más conocida es la tosca y directa Los comedores de papas  (1885, Museo Vincent van Gogh, Amsterdam, Holanda), uno de los diez únicos grabados que el pintor hizo a lo largo de su carrera.


Oscuras y sombrías, a veces descarnadas, sus primeras composiciones ponen en evidencia el intenso deseo de expresar la miseria y los sufrimientos de la humanidad tal y como él los vivió entre los mineros de Bélgica.

En 1886 viaja a París para vivir con su hermano Théo van Gogh, que era marchante de arte, y allí se familiarizó con los nuevos movimientos artísticos que estaban en pleno desarrollo. Recibió gran influencia de la obra de los impresionistas y por la de los grabadores japoneses como Ando Hiroshige y Hokusai, comenzó a experimentar con las técnicas de la época. Más adelante adoptó los brillantes matices pictóricos de artistas franceses como Camille Pissarro y Georges Seurat.

En 1888 abandono la capital francesa para trasladarse al sur de Francia con la esperanza de atraer allí a algunos de sus amigos y fundar con ellos un Taller del Mediodía. Bajo el sol ardiente de la Provenza, pintó escenas rurales, cipreses, campesinos y otras características de la vida de la región. Durante ese periodo en el que vivió en Arles, empezó a utilizar las pinceladas ondulantes y los amarillos, verdes y azules intensos relacionados con obras tan conocidas como Dormitorio en Arles (1888, Museo Vincent van Gogh) y Noche estrellada (1889, Museo de Arte Moderno, Nueva York, Estados Unidos). Son también de esta época Descargadores en Arles (1888) y Les Vessenots en Auvers (1890), ambas en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid (España). Para él todos los fenómenos visibles, los pintara o los dibujara, parecían estar dotados de una vitalidad física y espiritual. Logró contagiar su entusiasmo al pintor Paul Gauguin, al que había conocido en París, para que fuera a verle a Arles. Tan sólo les duró dos meses la paz y la armonía ya que después empezaron a tener violentos enfrentamientos que culminaron en una pelea en la que Van Gogh, fuera de sí, amenazó a Gauguin con una navaja; esa misma noche, sumido en un profundo remordimiento, Van Gogh se cortó parte de la oreja.

Pasó algún tiempo internado en un hospital de Arles y un año en el manicomio de Saint-Rémy, situado en esa misma región. Durante ese periodo siguió trabajando entre los varios ataques de locura que sufrió. Más tarde pasó tres meses en Auvers atendido por un médico cordial cuyo retrato pintó (El doctor Paul Gachet, 1890, Museo de Orsay, París). Vincent van Gogh padeció de muchos problemas físicos debido, en parte, a la pobreza y a la desnutrición. Fue adicto a la caña de ajenjo, peligrosa bebida narcótica popular a finales del siglo XIX. Parece ser que padeció sífilis, tinnitus, envenenamiento por plomo, síndrome de Meniere y de epilepsia. Sus dos hermanos murieron jóvenes y su hermana, Wilhelmina, pasó la mayor parte de su vida en un asilo mental.

Inmediatamente después de acabar su inquietante Cuervos sobre el trigal (1890, Museo Vincent van Gogh), se disparó un tiro en el estómago el 27 de julio de 1890. A pesar de su herida se arrastró de vuelta a la casa donde murió dos días después en brazos de su hermano Theo. "Yo arriesgué mi vida por mi trabajo, y mi razón siempre fue menoscabada": estas son las palabras de Vincent en su última carta encontrada en su bolsillo en Julio 29, 1890.

Realizó cerca de 750 cuadros y 1600 dibujos. 






Los girasoles 



Noche estrellada



Los comedores de patatas








jueves, 5 de septiembre de 2013

Grandes Maestros


                                         


DIEGO RODRIGUEZ DE SILVA Y VELAZQUEZ
   Publicado en: “er mundo de manué”







Diego Velázquez, Autorretrato , 1643.



Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, junio de 1599- Madrid, 6 de agosto de 1660) más conocido por Diego Velázquez, fue un pintor barroco, considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro universal. En sus primeros años, en Sevilla, desarrollo un estilo naturista de iluminación tenebrista, por influencias de Caravaggio y sus seguidores. A los 24 años se traslado a Madrid donde fue nombrado pintor del rey Felipe IV y cuatro años después fue ascendido a pintor de cámara. Sus maestros fueron Francisco Herrera el Viejo y Francisco Pacheco, que acabaría convirtiéndose en su suegro. En sus inicios sevillanos, su estilo era el del naturalismo tenebrista, valiéndose de una luz intensa y dirigida; su pincelada densamente empastada modelaba las formas con precisión, y sus colores dominantes eran tonos tostados y carnaciones cobrizas.

Para Xavier de Salas cuando Velázquez se estableció en Madrid, al estudiar a los grandes pintores venecianos en la colección real, modificó su paleta y pasó a pintar con grises y negros en lugar de los colores terrosos. Todavía hasta el final de su primer periodo madrileño, concretamente hasta que realizó Los borrachos, siguió pintando sus personajes con contornos precisos y destacándolos de los fondos con pinceladas opacas.
En su primer viaje a Italia realizó una radical transformación de su estilo. En este viaje el pintor ensayó nuevas técnicas, buscando la luminosidad. Velázquez, que había ido desarrollando su técnica en los años anteriores, concluyó esta transformación a mediados de 1630, donde se considera que encontró su lenguaje pictórico propio mediante una combinación de pinceladas sueltas de colores transparentes y toques precisos de pigmento para resaltar los detalles.

A partir de La fragua de Vulcano, pintada en Italia, la preparación de los cuadros cambió y se mantuvo así el resto de su vida. Se componía básicamente de blanco de plomo aplicado con espátula, que formaba un fondo de gran luminosidad, complementado con pinceladas cada vez más transparentes. En La rendición de Breda y en el Retrato ecuestre de Baltasar Carlos, pintados en la década de 1630, concluyó este cambio. El recurso a los fondos claros y capas transparentes de color para crear una gran luminosidad eran frecuentes en pintores flamencos e italianos, pero Velázquez desarrolló esta técnica hasta extremos nunca vistos.

Esta evolución se produjo debido al conocimiento de la obra de otros artistas, especialmente la colección real y los cuadros que estudió en Italia. También por su relación directa con otros pintores, como Rubens en su visita a Madrid y los que conoció en su primer viaje a Italia. Velázquez, por tanto, no hacía como los otros pintores que trabajaban en España, que pintaban superponiendo capas de color. Él desarrolló su propio estilo de pinceladas diluidas y toques rápidos y precisos en los detalles. Estos pequeños detalles tenían mucha importancia en la composición. La evolución de su pintura prosiguió hacia una mayor simplificación y rapidez de ejecución. Su técnica, con el paso del tiempo, se volvió más precisa y esquemática. Fue el resultado de un amplio proceso de maduración interior.

El pintor no tenía la composición totalmente definida al ponerse a trabajar; más bien prefería ajustarla según iba progresando el cuadro, introduciendo modificaciones que mejorasen el resultado. Raramente hacía dibujos preparatorios, simplemente hacía un bosquejo de las líneas generales de la composición. En muchas de sus obras sus célebres correcciones se aprecian a simple vista. Los contornos de las figuras se van superponiendo en el cuadro según modificaba su posición, añadía o eliminaba elementos. A simple vista se pueden observar muchos de estos ajustes: modificaciones en la posición de las manos, de las mangas, en los cuellos, en los vestidos. Otra costumbre suya era retocar sus obras después de concluidas; en algunos casos estos retoques se produjeron mucho tiempo después.
La paleta de colores que empleaba era muy reducida, utilizando en toda su vida los mismos pigmentos. Lo que varió con el tiempo es la forma de mezclarlos y aplicarlos.


Algunas de sus obras



                                  Las Meninas 




Los Borrachos, también conocido como:  El Triunfo de Baco 




                 Cristo Crucificado


                           La Rendición de Breda, también conocido como: Las Lazas